LA DEPURACIÓN DE AGUAS RESIDUALES

 

 Introducción


1Generalidades:

Un agua residual se puede definir como un líquido de composición variada que puede proceder de origen natural o antropogénica (actividades humanas tales como vertidos urbanos, industrial, navegación, agrícola, ganadería) y que por tal motivo haya sufrido degradación o alteración en su calidad original.          
Industria.

Sector industrial

Substancias contaminantes principales
Construcción
Sólidos en suspensión, metales, pH.
Minería
Sólidos en suspensión, metales pesados, materia orgánica, pH, cianuros.
Energía
Calor, hidrocarburos y productos químicos.
Textil y piel
Cromo, taninos, tensoactivos, sulfuros, colorantes, grasas, disolventes orgánicos, ácidos acético y fórmico, sólidos en suspensión.
Automoción
Aceites lubricantes, pinturas y aguas residuales.
Navales
Petróleo, productos químicos, disolventes y pigmentos.
Siderurgia
Cascarillas, aceites, metales disueltos, emulsiones, sosas y ácidos.
Química inorgánica
Hg, P, fluoruros, cianuros, amoniaco, nitritos, ácido sulfhídrico, F, Mn, Mo, Pb, Ag, Se, Zn, etc. y los compuestos de todos ellos.
Química orgánica
Organohalogenados, organosilícicos, compuestos cancerígenos y otros que afectan al balance de oxígeno.
Fertilizantes
Nitratos y fosfatos.
Pasta y papel
Sólidos en suspensión y otros que afectan al balance de oxígeno.
Plaguicidas
Organohalogenados, organofosforados, compuestos cancerígenos, biocidas, etc.
Fibras químicas
Aceites minerales y otros que afectan al balance de oxígeno.
Pinturas, barnices y tintas
Compuestos organoestánnicos, compuestos de Zn, Cr, Se, Mo, Ti, Sn, Ba, Co, etc.

Vertidos urbanos. La actividad doméstica produce principalmente residuos orgánicos, pero el alcantarillado arrastra además todo tipo de sustancias: emisiones de los automóviles (hidrocarburos, plomo, otros metales, etc.), sales, ácidos, etc.
Navegación. Produce diferentes tipos de contaminación, especialmente con hidrocarburos. Los vertidos de petróleo provocan importantes daños ecológicos.

Agricultura y ganadería. Los trabajos agrícolas producen vertidos de pesticidas, fertilizantes y restos orgánicos de animales y plantas que contaminan de una forma difusa pero muy notable las aguas.
El uso de los recursos naturales provoca un efecto sobre los ecosistemas de donde se extraen y en los ecosistemas en donde se utilizan. El caso del agua es uno de los ejemplos más claros: un mayor suministro de agua significa una mayor carga de aguas residuales. Si se entiende por desarrollo sostenible aquel que permita compatibilizar el uso de los recursos con la conservación de los ecosistemas, las buenas prácticas en la gestión del recurso agua serán las que tengan por finalidad: (1) disminuir el gasto de agua, disminuyendo su consumo o reciclando y reutilizando al máximo el suministro, (2) extraerla con el menor deterioro posible de los ecosistemas, es decir dejando una parte para el desarrollo normal de ríos, humedales y acuíferos subterráneos y (3) devolverla a las aguas naturales en condiciones aceptables para que el impacto sobre los ecosistemas sea mínimo. Para ello, la mejor solución es contaminarlas lo menos posible en su uso y proceder luego a su tratamiento de depuración y (4) realizar esta depuración o descontaminación con un mínimo gasto energético e impacto ecológico.

¿Por qué es necesario una E.D.A.R.?

Cuando un vertido de agua residual sin tratar llega a un cauce produce varios efectos sobre él:
  • Tapiza la vegetación de las riberas con residuos sólidos gruesos que lleva el agua residual, tales como plásticos, utensilios, restos de alimentos, etc.
  • Acumulación de sólidos en suspensión sedimentables en fondo y orillas del cauce, tales como arenas y materia orgánica.
  • Consumo del oxígeno disuelto que tiene el cauce por descomposición de la materia orgánica y compuestos amoniacales del agua residual.
  • Formación de malos olores por agotamiento del oxígeno disuelto del cauce que no es capaz de recuperarse.
  • Entrada en el cauce de grandes cantidades de microorganismos entre los que pueden haber elevado número de patógenos.
  • Contaminación por compuestos químicos tóxicos o inhibidores de otros seres vivos (dependiendo de los vertidos industriales)
  • Aumenta la eutrofización al portar grandes cantidades de fósforo y nitrógeno.
 Es por todo ello que la evacuación inmediata del agua residual de sus fuentes de generación, seguida de su tratamiento y eliminación, es no sólo deseable sino también necesaria en toda sociedad industrializada.
Una planta depuradora se puede asimilar a un proceso químico industrial en el que se parte de una materia prima (agua residual) que se somete a múltiples operaciones y procesos unitarios para obtener un producto (agua tratada) y donde se genera un subproducto (lodo) que a su vez necesita ser tratado. La depuración de las aguas residuales es un imperativo legal y social, por lo que resulta de gran relevancia el apropiado diseño y operación de las instalaciones donde se lleva a cabo.


Las aguas residuales pueden contener una gran cantidad y heterogeneidad de contaminantes disueltos o en suspensión. Su depuración consiste en la eliminación total o parcial de esos contaminantes hasta el grado de calidad deseado. Ante la imposibilidad de identificar todos los compuestos que pueden contener las aguas residuales, se describen normalmente por grupos que guardan cierta relación con su estado y composición química.

1.2 Antecedentes:

Aunque la captación y drenaje de aguas pluviales datan de tiempos antiguos (2500 a. de J.C.), la recogida de aguas residuales no aparece hasta principios del siglo XIX, mientras que el tratamiento sistemático de las aguas residuales comienza en la década de 1960. Hasta ese momento no se había relacionado la contaminación y las enfermedades, y no se había aplicado la bacteriología al tratamiento de aguas residuales, disciplina entonces en sus inicios. El notable crecimiento en la contaminación de ríos y mares da lugar a un notable incremento en la eficacia y gestión de plantas de tratamiento
 de aguas residuales.
1.3 Situación actual:

Aplicación de Operaciones Unitarias (Métodos de tratamiento donde predominan los fenómenos físicos). Aplicación de Procesos Unitarios (Métodos de eliminación de contaminantes a base de procesos químicos o biológicos). En la actualidad, las operaciones y procesos unitarios se agrupan entre sí para constituir los llamados pretratamiento y tratamientos primario, secundario y terciario.

Operaciones físicas:


Desbaste o cribado:  Eliminación de gruesos y partículas finas flotantes mayores de 5 mm.
Desarenado: Eliminación de arenas y otras sustancias sólidas densas en suspensión
Desengrasado: Eliminación de grasas y aceites flotantes
Homogeneización de caudales: Laminar caudales y cargas contaminantes
Mezclado: Homogeneizar composiciones
Sedimentación: Eliminar sólidos en suspensión con mayor densidad que el agua
Flotación: Eliminación de sólidos en suspensión no sedimentables, haciéndolos flotar con técnicas de aireación
Intercambio iónico: Sirve para eliminar compuestos orgánicos como fenoles, aminas, etc.
Filtración: Eliminar sólidos en suspensión de tamaño superior a 10 mm
Operaciones con membranas:

Microfiltración: Eliminar sólidos y coloides de tamaño comprendido entre 0,1 y 10 mm
Ultrafiltración: Eliminar microorganismos y macromoléculas de tamaño comprendido entre 0,001 y 0,1 mm
Ósmosis inversa: Eliminación de sales disueltas mediante membranas semipermeables
Electrodiálisis: Elimina compuestos inorgánicos

Procesos químicos:


Son básicamente reacciones químicas, para precipitar o transformar los compuestos contaminantes, eliminándolos así del medio donde se encuentran:

Neutralización: Para equilibrar el pH añadiendo ácidos o álcalis. También puede hacerse en algunos casos mezclando corrientes ácidas y alcalinas, lo que a veces se llama también homogeneización. Precipitan los metales pesados y se consigue un pH óptimo para tratamientos biológicos.
Coagulación-Floculación: Se aglomeran las partículas menores de 1 mm, facilitando su sedimentación.
Precipitación: Eliminación de fósforo y mejora de la eliminación de sólidos en suspensión en las instalaciones de sedimentación primaria empleadas en tratamientos físico-químicos.
Oxidación-Reducción: Cambio en el estado de oxidación para reducir la toxicidad o facilitar la eliminación posterior
Fotólisis: Para eliminar microorganismos patógenos y romper moléculas de complejos contaminantes.




Procesos biológicos:


Son operaciones en las que intervienen los microorganismos, cuya actividad metaboliza las sustancias contaminantes. Pueden realizarse por vía aerobia (en presencia de oxígeno) o anaerobia (en ausencia de oxígeno):

Digestión aerobia: Para eliminar la materia orgánica biodegradable en aguas con carga contaminante moderada
Digestión anaerobia: Para eliminar la materia orgánica biodegradable de los lodos y también de aguas residuales con elevada carga orgánica
Compostaje: Para estabilizar los lodos orgánicos



2. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS, QUÍMICAS Y BIOLÓGICAS DEL AGUA RESIDUAL


Con objeto de caracterizar y seleccionar los métodos más convenientes para adecuar las aguas a unos determinados standards, es necesario recabar información sobre una serie de parámetros físicos, químicos y biológicos.

            Para la caracterización del agua residual se emplean tanto métodos de análisis cuantitativos, para la determinación precisa de la composición química del agua residual, como análisis cualitativos para el conocimiento de las características físicas y biológicas. Los métodos cuantitativos pueden ser gravimétricos, volumétricos o físico-químicos. Estos últimos se utilizan para determinar parámetros no relacionados con las propiedades másicas o volumétricas del agua, e incluyen métodos instrumentales como la turbidimetría, colorimetría, potenciometría, etc.


2.1 PARÁMETROS FÍSICOS

Sólidos totales:

            Este término engloba la materia en suspensión, la materia sedimentable, la materia coloidal y la materia disuelta.

            Analíticamente, el contenido de sólidos totales de un agua residual se define como toda la materia que queda como residuo de evaporación a 103 - 105º C. La materia  que tenga una alta presión de vapor a dicha temperatura se elimina durante la evaporación pero no se define como sólido. Los sólidos sedimentables se definen como aquellos que sedimentan en el fondo de un recipiente de forma cónica (cono de Imhoff) en el transcurso de un periodo de 60 minutos. Los sólidos sedimentables, expresados en unidades de ml/l constituyen una medida aproximada de la cantidad de fango que se obtendrá en la decantación primaria del agua residual. Los sólidos totales, o residuo de evaporación, pueden clasificarse como sólidos en suspensión (no filtrables) o sólidos filtrables, a base de hacer pasar un volumen conocido de líquido por un filtro. Este filtro suele ser de fibra de vidrio , y por lo general, se elige de modo que el diámetro mínimo de los sólidos suspendidos sea aproximadamente de 1,2 µm; también puede usarse un filtro de membrana de policarbonato de 1µm. La fracción de sólidos suspendidos incluye los sólidos sedimentables que se depositarán en el fondo del cono Imhoff.

La fracción filtrable de sólidos se compone de sólidos coloidales y disueltos. La fracción coloidal consiste en partículas con un diámetro aproximado que oscila entre 10-3 y 1 µm Los sólidos disueltos se componen de moléculas orgánicas e inorgánicas e iones que se encuentran presentes en disolución verdadera en el agua. La fracción coloidal no puede eliminarse por sedimentación. Por lo general, se requiere una coagulación u oxidación biológica seguida de sedimentación para eliminar estas partículas de la suspensión.
A su vez, cada una des estas clases de sólidos puede clasificarse de nuevo en base a su volatilidad a 600º C. La fracción orgánica se oxidará y será expulsada como gas a dicha temperatura, permaneciendo la fracción inorgánica como ceniza. Por tanto, los términos sólidos suspendidos volátiles y sólidos suspendidos fijos se refieren, respectivamente, al contenido orgánico e inorgánico (mineral) de los sólidos suspendidos. A 600º C, la descomposición de las sales inorgánicas se limitan al carbonato de magnesio que se descompone en óxido de magnesio y dióxido de carbono a 350º C. El carbonato cálcico, principal componente de las sales inorgánicas, es estable hasta una temperatura de 825º C. El análisis de los sólidos volátiles se aplica más frecuentemente a los fangos del agua residual para medir su estabilidad biológica.

Turbidez:

La turbidez, medida de la propiedad de transmisión de la luz en el agua, es otro parámetro que se analiza para indicar la calidad de los vertidos de aguas residuales y aguas naturales con respecto a la materia coloidal. La medición de la turbiedad se lleva a cabo mediante la comparación entre la intensidad de la luz dispersada en la muestra y la intensidad registrada en una suspensión de referencia en las mismas condiciones. La materia coloidal dispersa o absorbe la luz evitando así su transmisión. Aún así, no es posible afirmar que exista una relación entre la turbiedad y la concentración de sólidos en suspensión de un agua no tratada. No obstante, sí están razonablemente ligados la turbiedad y los sólidos en suspensión en el caso de efluentes procedentes de la decantación secundaria en el proceso de fangos activados, según la ecuación:

Sólidos en suspensión, SS, mg/L = (2,3 a 2,4) x (Turbiedad, NTU)


            En el caso de aumentar los sólidos disueltos en pequeña proporción no tiene efecto alguno. El agua potable admite hasta 500 ppm. Si aumentan mucho puede disminuir la concentración de oxígeno.

            En el caso de aumentar sólidos en suspensión se llegaría a formar zonas en las que no llega la luz, disminuyendo la función clorofílica y por tanto la concentración de oxígeno. Además, si llegaran a decantar, quedarían plantas acuáticas tapadas, no pudiendo recibir los rayos solares. Si decantaran en el suelo del cauce receptor lo que se podría producirse es la degradación anaerobia si fueran orgánicos.


Temperatura:

            La temperatura del agua residual es generalmente más alta que la de agua de suministro, debido a la adición de agua caliente procedente de las casas y de actividades industriales. Como el calor específico del agua es mucho mayor que el del aire, las temperaturas de las aguas residuales observadas son más altas que las temperaturas locales del aire durante la mayor parte del año y sólo son más bajas durante los meses más cálidos del verano. Según la localización geográfica, la temperatura media anual del agua residual varía de 10º C a 21º C, siendo, pues, 15º C un valor representativo.

            La temperatura del agua es un parámetro muy importante por su efecto en la vida acuática, en las reacciones químicas y velocidades de reacción, y en la aplicabilidad del agua a usos útiles. Una temperatura más elevada puede, por ejemplo, producir un cambio en las especies piscícolas. A las empresas industriales que utilizan aguas superficiales para refrigeración les interesa mucho la temperatura del agua de captación.

            Por otro lado, el oxígeno es menos soluble en el agua caliente que en la fría. El aumento de la velocidad de las reacciones químicas que supone un aumento de la temperatura, junto con la disminución del oxígeno disuelto. Estos efectos se ven aumentados cuando se vierten cantidades suficientemente grandes de agua caliente a las aguas naturales receptoras. Debe tenerse presente que un cambio repentino de temperaturas puede dar como resultado un alto porcentaje de mortalidad de la vida acuática. Finalmente, las temperaturas anormalmente elevadas pueden dar lugar a un crecimiento indeseable de plantas acuáticas y hongos. La temperatura óptima para el desarrollo de la actividad bacteriana se sitúa entre los 25  y los 35 ºC. Los procesos de digestión aerobia y de nitrificación se detienen cuando se alcanzan los 50 ºC. A temperaturas de alrededor de 15 ºC, las bacterias productoras de metano cesan su actividad, mientras que las bacterias nitrificantes autótrofas dejan de actuar cuando la temperatura alcanza valores próximos a los 5 ºC. Si se alcanzan temperaturas del orden de 2 ºC, incluso las bacterias quimioheterótrofas que actúan sobre la materia carbonosa dejan de actuar.

OLOR.

            Por lo general, el olor se debe a los gases producidos por la descomposición de la materia orgánica. Además, las aguas residuales industriales contienen, a veces, compuestos olorosos o capaces de producir olores durante el proceso de tratamiento.

            El olor es un factor de calidad que afecta a la aceptabilidad del agua para beber (o a los alimentos preparados con ella), a la contaminación de peces y otros organismos acuáticos, y a la estética de las aguas de recreo. Por otra parte, dado que los olores son el motivo principal de rechazo por parte del público en relación a la instalación de plantas depuradoras, cada vez se presta mayor atención en los proyectos a la eliminación de estos olores.

            La detención de olores se realiza mediante el olfato, no conociéndose bien el mecanismo involucrado en dicha detección. En la tabla 1.3 se recogen las grandes categorías de olores molestos y los correspondientes compuestos que las ocasionan.

            Para caracterizar un olor se han sugerido cuatro factores: la intensidad, el carácter, la sensación de desagrado y la detectabilidad (tabla 1.4), siendo este último el único que se ha usado para el desarrollo de normativa reguladora de las molestias causadas por los olores.

            El método que se emplea (Standard Methods, 1989) se basa en la utilización de diluciones para discernir el umbral a partir del cual un olor ya no es apreciable.

COLOR.

            En primer lugar debemos distinguir entre color real y aparente. El color real del agua es el que se observa una vez que se han eliminado los sólidos en suspensión por filtración. El aparente es el observado a simple vista.

            Las aguas industriales tendrán el color del producto que se esté fabricando. La influencia del color sobre la contaminación es en el sentido de que si las aguas están coloreadas ciertas radiaciones solares no son absorbidas no llegando la luz a niveles profundos, disminuyendo entonces la concentración de oxígeno al verse disminuida la función clorofílica de las algas.


2. 2 PARÁMETROS QUÍMICOS

2.2.1 MATERIA ORGÁNICA

            La cantidad de compuesto orgánicos presentes en un agua natural es muy pequeña. Sin embargo, en un agua residual de concentración media, un 75 % de los sólidos suspendidos y un 40 % de los sólidos filtrables son de naturaleza orgánica. Proceden de los reinos vegetal y animal y de las actividades humanas relacionadas con la síntesis de compuestos orgánicos. Los compuestos orgánicos están formados generalmente por una combinación de carbono, hidrógeno y oxígeno, junto con nitrógeno en algunos casos. Otros elementos importantes como azufre, fósforo y hierro pueden hallarse también presentes. Los principales grupos de sustancias orgánicas halladas en el agua residual son las proteínas (40 a 60 %), carbohidratos (25 a 50 %) y grasas y aceites (10 %). La urea principal constituyente de la orina es otro importante compuesto orgánico del agua residual. En razón de la rapidez con que se descompone, la urea es muy raramente hallada en un agua residual que no sea muy reciente.

            Junto con las proteínas, carbohidratos, grasas y aceites, y la urea, el agua residual contiene pequeñas cantidades de un gran número de diferentes moléculas orgánicas sintéticas cuya estructura puede variar desde muy simple hasta sumamente compleja. Ejemplos típicos son los agentes tensoactivos, los fenoles y los pesticidas usados en agricultura.

            Proteínas. Las proteínas son los principales componentes del organismo animal. En las plantas se encuentran presentes en menor grado. Todos los alimentos crudos de origen vegetal y animal contienen proteínas. La cantidad presente varía desde pequeños porcentajes en frutas con mucha agua, tales como tomates, y en los tejidos grasos de la carne, hasta elevados porcentajes en alubias o carnes magras. Las proteínas son de estructura química compleja e inestable, estando sometidas a muchas formas de descomposición. Algunas son solubles en agua y otras no. La química de la gran formación de proteínas supone la combinación o formación de cadenas de un gran número de aminoácidos. Los pesos moleculares de las proteínas son muy altos, desde 20.000 a 20 millones.

            Todas las proteínas contienen carbono, que es común a todas las sustancias orgánicas, así como oxígeno e hidrógeno. Además contienen, como características que las distingue, una proporción bastante elevada y constante de nitrógeno de alrededor del 16 %. En muchos casos, también son componentes el azufre, fósforo y hierro. La urea y las proteínas son las principales fuentes de nitrógeno en el agua residual. Cuando las proteínas se hallen presente en grandes cantidades, es posible que se produzcan olores extremadamente desagradables debido a su descomposición.

            Carbohidratos. Ampliamente distribuidos por la naturaleza, los carbohidratos incluyen azúcares, almidones, celulosa y fibra de madera. Todos ellos se encuentran en las aguas residuales. Contienen carbono, hidrógeno y oxígeno. Los carbohidratos comunes contienen seis, o un múltiplo de seis, átomos de carbono en cada molécula, e hidrógeno y oxígeno en las proporciones en que estos elementos se encuentran en el agua. Algunos carbohidratos, especialmente los azúcares, son solubles en agua; otro, tales como almidones, son insolubles. Los azúcares tienen predisposición a la descomposición; como los enzimas de ciertas bacterias y los fermentos dan lugar a una fermentación seguida de producción de alcohol y dióxido de carbono. Los almidones, por su lado, son más estables pero se transforman en azúcares por la actividad microbiana, así como por los ácidos minerales diluidos. Desde el punto de vista de volumen y resistencia a la descomposición, la celulosa es el carbohidrato más importante que se encuentra en el agua residual. La destrucción de la celulosa en el suelo progresa sin dificultad, principalmente como resultado de la actividad de distintos hongos, especialmente cuando prevalezcan condiciones ácidas.

            Grasas animales, aceites y grasa. Las grasas animales y los aceites son cuantitativamente el tercer componente de los alimentos. El término grasa, normalmente utilizado, incluye las grasas animales, aceites, ceras y otros constituyentes que se hallan en el agua residual. El contenido de grasa se determina mediante extracción de la muestra residual con hexano (la grasa es soluble en hexano). Otro grupo de sustancias solubles en hexano son los aceites minerales, como queroseno, aceites lubricantes y aceites de materiales bituminosos usados en la construcción de carreteras.

            La grasas animales y aceites son compuestos (ésteres) de alcohol o glicerol (glicerina) y ácidos grasos. Los ésteres de ácidos grasos que son líquidos a las temperaturas ordinarias se llaman aceites y los que son sólidos se llaman grasas. Son químicamente muy semejantes, siendo sus componentes carbono, hidrógeno y oxígeno en diversas proporciones.

            Las grasas son uno de los compuestos orgánicos más estables y no se descomponen fácilmente por las bacterias. Sin embargo, los ácidos minerales las atacan, dando como resultado la formación de glicerina y ácido graso. En presencia de álcalis, tales como el hidróxido sódico, la glicerina se libera y se forman sales alcalinas de los ácidos grasos.

            Estas sales alcalinas son conocidas como jabones y, como en el caso de las grasas, son estables. Los jabones comunes se hacen por saponificación de grasas con hidróxido sódico. Son solubles en agua, pero en presencia de los constituyentes de la dureza, las sales sódicas se transforman en sales cálcicas y magnésicas de ácidos grasos, también conocidas por jabones minerales, que son insolubles y precipitan.

            El queroseno y los aceites lubricantes y los procedentes de materiales bituminosos usados en la construcción de carreteras son derivados del petróleo y alquitrán, y contienen principalmente, carbono e hidrógeno. Estos aceites llegan a veces a las alcantarillas en grandes volúmenes procedentes de tiendas, garajes y calles. En su mayoría, flotan sobre el agua residual, aunque una parte de ellos es llevada al fango por los sólidos sedimentales. Incluso en mayor proporción que las grasas, aceites y jabones, los aceites minerales tienden a recubrir las superficies. Las partículas interfieren con la acción biológica y causan problemas de mantenimiento.

            Como se ha indicado en el análisis precedente, el contenido de grasa del agua residual puede producir muchos problemas, tanto en las alcantarillas como en las plantas de tratamiento. Si la grasa no se elimina antes del vertido del agua residual, puede inferir con la vida biológica en las aguas y crear películas y materias en flotación imperceptibles. Los límites de 15 a 20 mg/L de contenido de grasa y la ausencia de capas de aceite iridiscentes son dos ejemplos de normas establecidas por los organismos competentes en lo se refiere al vertido de aguas residuales en aguas naturales.

            Agentes tensoactivos. Los agentes tensoactivos son grandes moléculas orgánicas, ligeramente solubles en agua que causan espumas en las plantas de tratamiento, así como en las aguas a las que se vierten efluentes residuales. Los agentes tensoactivos tienden a acumularse en la interfase aire-agua. Durante la aireación del agua residual, estos compuestos se acumulan sobre la superficie de las burbujas de aire causando por ello una espuma muy estable.

            Antes de 1965, el tipo de agente tensoactivo presente en los detergentes sintéticos, llamados sulfonatos de alquilbenceno (SAB), producía muchas dificultades por su resistencia a la descomposición por medios biológicos. Tras la entrada en vigor de la legislación de 1965, el SAB fue sustituido en los detergentes por sulfonatos de alquilo lineales (SAL), que son biodegradables. Puestos que los agentes tensoactivos procedían principalmente de detergentes sintéticos, la formación de espuma se redujo en gran medida.

            La determinación de los agentes tensoactivos se realiza midiendo el cambio de color en una solución normalizada de azul de metileno. Otro nombre con el que se reconoce a los agentes tensoactivos es el de sustancias activas al azul de metileno (SAAM).

            Fenoles. Los fenoles y otros compuestos orgánicos de los que se encuentran vestigios, son también importantes constituyentes del agua. Los fenoles causan problemas de sabor en el agua, especialmente cuando ésta está clorada. Se producen principalmente por operaciones industriales y aparecen en las aguas residuales que contienen desechos industriales. Los fenoles pueden ser biológicamente oxidados en concentraciones de hasta 500 mg/L.

            Pesticidas y productos químicos agrícolas. Los compuestos orgánicos que se encuentran a nivel de trazas tales como pesticidas, herbicidas y otros productos químicos usados en la agricultura, son tóxicos para gran número de formas de vida y, por tanto, pueden llegar a ser peligrosos contaminantes de las aguas superficiales. Estos productos químicos no son constituyentes comunes del agua residual sino que suelen incorporarse fundamentalmente como consecuencia de la escorrentía de parques, campos agrícolas y tierras abandonadas. Las concentraciones de estos productos químicos pueden dar como resultado la muerte de peces, contaminación de la carne del pescado que disminuye así su valor como fuente de alimentación y el empeoramiento del suministro de agua.

            La concentración de estos contaminantes a nivel de vestigios se mide por el método de extracción al carbón-cloroformo, que consiste en separar los contaminantes del agua haciendo pasar una muestra de ésta por una columna de carbón activo y extrayendo a continuación el contaminante del carbón mediante cloroformo. Seguidamente, el cloroformo se evapora y los contaminantes pueden pesarse. Los pesticidas en concentraciones de una parte por billón (ppb) e incluso menos pueden determinarse con precisión por diversos métodos, incluyendo la cromatografía de gases y captura electrónica o detectores culombimétricos.

            En el transcurso de los años se han ido desarrollando una serie de ensayos para determinar el contenido orgánico de las aguas residuales. Un método, ya discutido anteriormente, consiste en medir la fracción volátil de los sólidos totales, pero este método está sujeto a muchos errores y raramente se emplea. Los métodos de laboratorio más utilizados hoy en día son la demanda bioquímica de oxígeno (DBO), la demanda química de oxígeno (DQO) y el carbono orgánico total (COT).




2.2.1.1 DEMANDA BIOQUIMICA DE OXIGENO (DBO)

            El parámetro de contaminación orgánica más utilizado y aplicable a las aguas residuales es la DBO a los 5 días (DBO5). Supone esta determinación, la medida del oxígeno disuelto utilizado por los microorganismos en la oxidación bioquímica de la materia orgánica. A pesar del uso extendido de la DBO, tiene un gran número de limitaciones. Sin embargo se utiliza tanto por varias razones: 1) permite determinar la cantidad aproximada de oxígeno que se requerirá para degradar biológicamente la materia orgánica presente, 2) para determinar el tamaño de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, 3) se emplea para medir la eficacia de algunos procesos de tratamiento y 4) controla el cumplimiento de las limitaciones a que están sujetos los vertidos.

Con el fin de asegurar la fiabilidad de los resultados obtenidos, es necesario diluir convenientemente la muestra con una solución especialmente preparada de modo que se asegure la disponibilidad de nutrientes y oxígeno durante el periodo de incubación. Normalmente, se suelen preparar diversas soluciones para cubrir todo el intervalo de posibles valores de la DBO.

El periodo de incubación es, normalmente, de 5 días a 20 ºC, aunque también se pueden adoptar diferentes periodos de tiempo y temperaturas. 


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